La contundencia de su significado hizo famosa hace décadas una frase atribuida a Mariano Picón Salas, según la cual Venezuela había entrado al siglo XX en 1936. Sin duda, esta afirmación logra resumir el inmenso estado de atraso en el que se hundió nuestra sociedad durante la dictadura gomecista, bajo la cual no sólo había una carencia absoluta de libertades ciudadanas, sino que además reinaba la miseria, la escasez, la ignorancia y las enfermedades endémicas, mientras que el amo del país le otorgaba oprobiosas concesiones a las transnacionales petroleras para beneficio de unos pocos.
Dada la elocuencia de la citada frase y, tomando en cuenta las circunstancias concretas que imperan en nuestra patria actualmente, me atrevo a parafrasear a Don Mariano y aseverar que el s.XXI no ha empezado aún en Venezuela. Y peor aún, podríamos hasta afirmar que no sólo es que no hemos entrado en la actual centuria, sino que hemos retrocedido en muchos aspectos a las realidades y discusiones decimonónicas.
En efecto, en claro contrasentido de lo que son las corrientes de nuestra época a nivel mundial, en Venezuela hemos vuelto a la etapa de las autocracias militaristas, de la centralización de los poderes públicos, del secuestro de la instituciones republicanas, del control a los medios de comunicación y de la persecución e intolerancia frente a los adversarios políticos, entre muchas otras cosas. Nunca imaginé de niño que me tocaría experimentar mucho de lo que mi padre nos contaba sobre sus vivencias bajo el régimen pérezjimenista, la penúltima dictadura venezolana.
Por otro lado, en el campo económico el retroceso no podría ser más patético. El modelo que el gobierno sigue y asume como ideal es el cubano, el cual ha fracasado estruendosamente a lo largo de 50 años. El Presidente se declara socialista abiertamente y expropia todo lo que se le atraviesa y a quien le provoque, y los ministros usan la nomenclatura y doctrina marxista para explicar la barbaridad que hacen con la propiedad, los mercados, la industria, los bienes y el trabajo.
El resultado está a la vista: 50% de economía informal y nómina estatal creciente; cierre masivo de empresas; huida despavorida de la inversión extranjera; 3,3% de caída del Producto al cierre de 2009 y 5% en el primer trimestre de 2010; inflación galopante de 11,3% en lo que va de año; desabastecimiento generalizado; importación de todo tipo de bienes y devaluación permanente de la moneda. Por ello hemos afirmado que por ese camino y con ese equipo, más fácil es que el Sr. Petro gane la presidencia de Colombia, a que el cuarteto represivo de Jaua, Giordani, Osorio y Canán, hagan prosperar la economía venezolana.
En lo social, que es la bandera fundamental del régimen, la realidad es que los hospitales están en ruinas, la educación pública es pésima, la red Barrio Adentro está casi paralizada, siguen muriendo 50 venezolanos por fin de semana en manos del hampa y, más recientemente, han reaparecido enfermedades que habían sido erradicadas hace tiempo como el mal de Chagas y el paludismo. Todo un cuadro de subdesarrollo.
En definitiva, Venezuela no ha entrado al s.XXI, ni entrará hasta que no tome el timón una fuerza democrática y modernizadora en lo socio-económico. El próximo 26 de septiembre tenemos la gran oportunidad de equilibrar la Asamblea Nacional y comenzar a cambiar el rumbo.
Cipriano Heredia
Coord. Políticas Públicas de ABP
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